28/11/08

Los hambrientos

Tres tristes tigres tragaban trigo bajo un cielo blanco, en medio de largas sombras. Con sus pequeños colmillos. Con sus pequeños corazones palpitando de frío.

El viento llevaba tan solo el olor de los árboles. Inalcanzables gigantes que volteaban a ver a lo lejos. El campo abierto no era seguro, pero había luz y eso los tranquilizaba.

El sueño pronto llegó, no por cansancio sino por la espera.


El jabalí corrió con desesperación, tropezando unas dos veces; sin embargo logró escapar escabulléndose por entre las ramas torcidas de un árbol caído. La tigresa agitada tenía todavía las garras afuera. La luna aparecía inmensa sobre las agitadas copas de los árboles. La misma luna que habría visto hace días traía una carga de fracaso. Por qué más una madre dejaría a sus crías escondidas en una abandonada madriguera. Y ni siquiera había podido atrapar al jabalí. Es esta estúpida selva. Tan desconocida.

Vacía. Pero hay huellas. Y el olor aún no desvanece. Los grandes músculos se encienden debajo de la piel. Su mirada está fija mientras corre. Puede percibir el olor de temor de sus cachorros. Y se detiene imprudente. El cielo negro y despejado. No hay estrellas esta noche. Ni una. Olor. Olor a terror, a persecusión, a sangre. Olor a pólvora. El frío de la noche corta su pelaje. Su extraña selva se detiene a verla. Incluso la luna está quieta. La madre cruza una masa de espigas. Sus ojos tienen color a venganza.

2 comentarios:

[Cr*] dijo...

PERDÓN QUE USE EL BLOG COMO MENSAJERO!

MIKY!!! TE MANDE UN MAIL CON EL GUIÓN Y ALGUNAS PREGUNTAS SOBRE EL LIBRILLO DE PRODUCCION, REVISDA TU HOTMAIL Y SI NO TE HA LEGADO DIME PARA VOLVERLO A ENVIAR PORQUE ES IMPORTANTE YA?

VERDE dijo...

Y lo úsan como mensajero XD.
Valichhhh... esta estrada está increíble, una de las mejores. "Su extraña selva se detiene a verla.", gen i al.