28/11/08

Los hambrientos

Tres tristes tigres tragaban trigo bajo un cielo blanco, en medio de largas sombras. Con sus pequeños colmillos. Con sus pequeños corazones palpitando de frío.

El viento llevaba tan solo el olor de los árboles. Inalcanzables gigantes que volteaban a ver a lo lejos. El campo abierto no era seguro, pero había luz y eso los tranquilizaba.

El sueño pronto llegó, no por cansancio sino por la espera.


El jabalí corrió con desesperación, tropezando unas dos veces; sin embargo logró escapar escabulléndose por entre las ramas torcidas de un árbol caído. La tigresa agitada tenía todavía las garras afuera. La luna aparecía inmensa sobre las agitadas copas de los árboles. La misma luna que habría visto hace días traía una carga de fracaso. Por qué más una madre dejaría a sus crías escondidas en una abandonada madriguera. Y ni siquiera había podido atrapar al jabalí. Es esta estúpida selva. Tan desconocida.

Vacía. Pero hay huellas. Y el olor aún no desvanece. Los grandes músculos se encienden debajo de la piel. Su mirada está fija mientras corre. Puede percibir el olor de temor de sus cachorros. Y se detiene imprudente. El cielo negro y despejado. No hay estrellas esta noche. Ni una. Olor. Olor a terror, a persecusión, a sangre. Olor a pólvora. El frío de la noche corta su pelaje. Su extraña selva se detiene a verla. Incluso la luna está quieta. La madre cruza una masa de espigas. Sus ojos tienen color a venganza.

27/11/08

Nací de mi madre

Y entonces abrí los ojos y me quedé ciego.

Las notas de la dama

Primera pieza. Un crujido del antiguo piano. Tan antiguo, sin embargo tan impecable. Las notas firmes, fuertes, soberbias. Ni un poco de polvo en la madera destrozada. El hongo se confunde fácilmente. Un coro de voces se oye. En sus distintas lenguas se confunden.

Silencio. Una mosca del otro lado de la ventana trata de atravesar el vidrio. Choca una y otra vez contra su difuso reflejo. La habitación la ignora. El silencio ensordece paredes y telarañas. Entonces el sonido de la percusión. Un golpe seco. No hay respuesta. Entonces el eco. La mosca es golpeada por las vibraciones de la ventana. Huye.

El pianista ensaliva sus labios. Profundo. Respira. Cierra los ojos. Sueña. Con sus dedos acaricia el teclado. Una vez más respira. Ahora la escena erótica se torna azul. El pianista espera. Todavía. El corazón palpita. Esto no es amor. Es placer. Imagina la noche. La luna roja. El aire se acaba. Ya no respira más oxígeno, sino ilusión. La dama aparece por detrás. Su vestido se arrastra. Se sienta en el atril. La frente le suda. Entonces ruido. La mosca regresa. Se oyen solo sus alas. Incontenibles. Asonantes.

El pianista huele el veneno de su cadáver. La dama llora. Extraño. También sonríe. El pianista no oye sus risas. Solo la mosca. No recuerda ya su piano, ni sus notas, ni su silencio. Solo la mosca. La dama se seca las lágrimas con un pañuelo. Se sienta junto al pianista. Lo coge de los cabellos y levanta su cabeza. Su rostro. Besa su silencio. Lo suelta y deja que caiga. Su sangre lustra el suelo. Entonces la dama toca. El pianista solo oye la mosca. La mosca solo aletea.

Re unito.


Era como cualquier otro día pues. Caminaba entre ese tumulto de brazos y piernas con ese olor a piel…. Puffff horrible ¿no?, en fin. Ya casi había terminado mi trabajo, solo me faltaban unas orejas. Aja. Si pues. Ya estaba oscuro, eran… ¿las quince? Pongámosle dieciséis. Yo ya estaba echando combustible al lugar cuando de pronto veo a uno vivo. Se movía a penas. Me acerco, era una fémina. No se si es que paso mucho tiempo trabajando, o el olor a piel ya me saturó por completo que encontré en ella un bonito lugar en el cual descansar… … … ya, ahora tu crees que estoy bromeando… crees que me volví loco… en serio, te digo la verdad, me enamoré de esa humana... Bueno, lo que sea.

24/11/08

"No mi amoooor"

Bueno, trataré de partir de donde me quede. Hablemos un poco más de el amor y su relación con la pasión y la razón. El amor es fruto de la pasión así como las artes lo son es su esencia. Por eso decimos que es algo inexplicable, algo fortuito. Pero una vez que estamos enamorados y que establecemos una relación, es necesario hacer uso de la razón para mantener esta. Una relación no puede mantenerse únicamente por la pasión ya que, si bien esta es el principio de una relación, no es buena manteniendo la misma ya que no obedece a lógicas, es fortuita. Entonces, ¿si la pasión es el inicio de una relación, porque no podría ser el inicio de otra ya etablecida otra relación? Para no caer en redundancia y en enredos, apelaré a la filosofía. Y es que aquí entra a tallar una filosofía más abstracta, una filosofía que busca criterios básicos de convivencia. No podemos estar yendo de una pareja a otra solo porque nuestra pasión nos lo dice. Una vez que tenemos una pareja y nos va bien desemaos quedarnos con ella ya no solo por razones pasionales, sino también por intereses personales e interpersonales.

No quiero ser malentendido aquí. Lo que digo no es que nos quedemos con la primera persona de la que nos enamoremos. Obviamente si el interés de una persona por la otra desaparece o si se sufre de ofensas o cualquier tipo de violación a reglas de convivencia básicas, es mejor separarse después de una conversasción calmada. La conversación puede resultar, en ocasiones, muy idealista; sin embargo, si se llega a concretar, puede dejar muy claras las cosas y hacer la separación menos difícil por ponerlo de cierta forma.

Espero que se entienda lo que digo como espero que sea entendido. Si no, dejen sus comentarios y responderé.

The longing for me
Comin' down like hail
Why did you leave me?

Come here inside
And tell me how
How in my final days
You found around

Your concern
The signal for us to end our lives
To wipe beneath the watches
And you wait forever


Hessian Peel - Opeth, Watershed

22/11/08

El niño del sexo

Tócame. Brutalmente. Rompe mis sueños e ilusiones. El mundo era mentira.
Escupe al suelo y arrastra los cuerpos. Te miran. No temas, no te hablarán.

Pásame una cerveza. Que el helado vidrio queme mis labios. Quiero sentirme grande. Hazme sentir como en una película. Dame una cerveza antes de ir a misa. Que huelan mi aliento. Quiero sentirme grande.

No me hagas el amor. Déjame rozar las flores con mis dedos. Mi cuerpo se eleva. Mi culpa se borra. El infante del sexo. El infante del mundo. Si el mundo existiera.

Grito al cielo con cólera. Mi garganta arde. No me olvides. En la tumba de los caídos. Deja una flor a mis pies. Así sabré que me amaste.

Destápame por la mañana. Abre la ventana. Tráeme el sol. Desayuno en la cama. No me haré el enfermo. Quiero ir a la escuela. Raya las páginas de mis cuadernos. Taja mis colores. Me voy. Saluda a la vieja prostituta que se pudre desde adentro. Acércate. Deja que te vea. Bésala. Comparte sus gusanos. Róbale la esperanza y luego vete. Pero dale tu nombre antes del horizonte.

No me hagas el amor.
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Los pies que flotan

Háblame despacio, susúrrame en la noche, cuéntame el secreto. Baila conmigo.
Tengo los pies ensangrentados. El piso está frío.

Camina el horizonte. Dime qué hay detrás del cielo. Perfora una nube con tu mirada. Que llueva en la mañana. Despierta. Levanta los pies cansados y estira los dedos.

Lágrima helada. Vuelo, mis pasos no tocan más la tierra. Me quemo por fuera... y por dentro. Espasmos. Se contraen mis venas. Vómito mi alma, mi olor, mi mentira.

Los pies que flotan en el cementerio de elefantes. Los huesos nuevos. El marfil se levanta. Blanco. Abraza mi cuello con su trompa. Vuelo. Libre. Muero.
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21/11/08

La saliva enamorada

A ver si puedo empezar por el principio...

El niño nació pequeño, nació gordito. Ese no es el comienzo. Contarlo al revés de repente ayudaría a encontrar dónde empezó todo.

Murió corriendo, murió despacio, murió esperando. Todos sabían que había muerto así, pero no sabían ni a dónde ni cuánto ni qué. Ha muerto dijeron. Llegaron a la casa de la niña y la encontraron en su habitación. Tomaron un taxi. Colgaron el teléfono.

Encontraron un número. Hola. Sí, se había perdido. Su esposa estaba preocupada ¿Está bien? En un sol blanco encuentran al padre. Las aves serán maestros para el vagabundo abandonado. El vagabundo golpeado. Un niño perdido en la playa. Uno, muerto en la piedra. Una, perdida en el cuarto.

La sangre se acaba. El padre espera. Lento. El niño no se mueve. Ahora está asustado. Lo llama. Quizá asustado. Quizás sonriendo. Su cuerpo se cansa. Sus ojos no se cierran. Ven al hijo esperando. El padre no ha muerto. Se para. Corre a su hijo. Estira la mano.

Orillas de sangre. El niño no lo saluda. No lo despide. Su sangre golpea la piedra. La piedra se hunde. El padre resbala. La esperanza. La esperanza no sirve. La esperanza tan sólo prolonga. Retrasa. El padre escupe saliva y mar. El corazón se detiene.

El niño saluda. Ve al niño en el auto. Su ropa mojada. Su aliento agitado. Sus lágrimas queman. Continúa gritando. El padre corre a la orilla. Dónde están ahora las gaviotas. Sólo el mar. El mar. Mi hijo.

Grita. La voz se arrastra entre la brisa salada. No se escucha. Por qué entra al carro si ya vio que no está el niño. La puerta está abierta. Su hijo no está. Se vuelve. Las piedras se hunden. El padre sigue lanzándolas al mar. El padre llorando. El padre frustrado. Frustrado de amor.

Sale. El motor lo mece. Empieza a dormirse. Mi mamá me ha botado, no puedo dormir. Deja al niño en el carro. Se estaciona en la playa. El padre lleva al hijo al auto. El niño sangra. Perra madre. Ella lo ha empujado. La niña estúpida ríe. El niño llora. Es esposa pero la trata como hija. Una niña. Simple historia. No ha muerto. Ahora tiene la edad de su niño.

Los médicos se despiden. Derrame cerebral. La madre en el suelo. En brazos al niño, abre la puerta. Lo abraza. Le sonríe quizás. Coge las flores, coge al niño. Su padre llegaba a esa hora. Las flores en el piso. Ya era esposo, como su padre. El niño mataba unas flores y las lanzaba sobre su cabeza. Tonto juego. Ahora tenía 5 años y estaba casado. Por supuesto, como en todo sueño. Una transición muy rápida. Ya estaban en la casa.

Había nacido pequeño, había nacido gordito. Y su madre veía al padre que lloraba con ojos de ese día. Pensaba, hoy corre por su boca la saliva enamorada. El padre que muere por sus hijos.
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11/11/08

Amantes ,más que el amor.

Mas que amor amantes.
Mas que una palabra que no puedo definir,
novias empujando sillas,
enamorados sobre la cornisa
con la vida en una carta,
viudos en el camposanto
llorando por sus Margaritas,
marineros contra el viento,
ventanas humedecidas
por un calor desesperante.
Mas que amor amantes.
Anillos que tiemblan
en humilde bolsillo.
Viejos abrazados frente al horizonte,
al último e infinito horizonte.
Muchachas que ríen solas
en el camino de regreso a casa.
Obreros que ríen solos
frente a la frenética máquina.
Novias destrozadas por las olas
del peñón de los suicidas,
novios con una bala
en la cumbre de la desolación.
Mas que amor
he visto amantes.
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3/11/08

El antiromántico

Del amor, qué podría decir alguien como yo:
- Es una audaz mentira, pero funciona para conseguir más de una cosa interesante.
- No funciona con nadie en quien te fijas y quieres amar.
- Es caprichoso, insolente, traidor y, por si fuera poco o más, doloroso.
- No tolera nada, no soporta nada, no perdona nada. Lo contrarío a lo bíblico.
- Como un cuervo te ladra y un búho te gruñe, cuando no cumples su deseo: El fin de la felicidad individual.
- Resulta, al final, una perdida de tiempo; sin embargo, genera experiencias dolorosas en el mejor de los casos, vengativas en el peor.
- Se pierde en el tiempo, acumula costumbre en el espacio, y genera un agujero negro que acaba con lo bonito, agradable, feo y horrible de ese vocablo asqueroso.
- No hay nada peor que decir "te amo", porque siempre mentimos, nos ocultamos, mostramos solo lo que "ella o él" quieren o les gusta ver.

El amor empieza cuando:
- Te fijas en él o ella, porque te dijo lo que pensaste en ese momento.
- Porque no había nadie más que te diga un "te quiero" y te abrace.
- Porque fue la primera persona que se presentó con una sonrisa sin fin, invitándote al cine, a ver el mar, a bailar o en el mejor de los casos a conocerlo.
- Pero, sobre todo, empieza cuando la lucha que todo ser infrahumano (sí, todos nosotros) no puede continuar batallando contra la soledad, tira la toalla y decide que esa persona se ganó el derecho de violar sus labios y besar su útero.

El amor fracasa, se lástima y, con suerte, muere cuando:
- El sexo pasó a ser parte de la rutina de los sábados y, en el peor de los casos, domingos también.
- Cuando se pierde la emoción de tocar esa mano, y de sentir ese abrazo. Así como el orgullo de mostrar a tu pareja como el trofeo olímpico, como lo que es.
- Así como cuando la inmadurez cobra vida y no solo agranda la distancia y disminuye la comunicación, sino que mina como un terrorista de elite el borde de la razón y el corazón.
- Cuando, tontamente, vamos por los mismos caminos siempre. Cuando cada vez que nos vemos, solo recordamos cosas como: "Recuerdas, aquí nos tomamos la fotografía"; "Recuerdas, aquí fue que..."; "Recuerdas, cuando pasó esto"; "Recuerdas..."
- Cuando se confía demasiado en la pareja.

Grandes conclusiones, serían si todos las compartieran conmigo. Sin embargo, son grandes líneas de rencor para quien aún le falta por vivir la crueldad, frialdad, estupidez de la gente y del mundo. Amar, amor, te amo, te amaré, ámame. No creo pronunciar esas palabras nuevamente, en los próximos años. Con la vida y la vitalidad en cuenta regresiva, solo me queda filosofar y, con una sonrisa escribo, intrigas verdaderas para quienes aún creen que tienen el amor.

Compre una rosa y un helado

Camino a tu casa compre un helado y una rosa. Sin dinero en el bolsillo salí temprano para llegar puntual a mi visita inesperada, en el camino tropecé con mis celos y el helado, se cayó. El helado quedo tendido sobre el lodo, maldita la lluvia por caer y destruir tu helado. Muy idiota yo cogí los restos de fresa y lodo, para que creas mi esfuerzo. Pero el suelo estaba lleno de celos y se mesclaron con mis manos. Con cada paso te imaginé desnuda y sola, olvidándome sin rencor, doblando las puntas de tus cabellos. Una mano rodea tu cintura y sonríes, contando todos tus secretos, te creí sola, ahora solo cae una lágrima en mi rosa en cada paso. Al último paso estabas sentada en la puerta de tu casa, tu rostro parecía preocupado, levantaste la mirada y corriste. Tocaste mi rostro y secaste mis lágrimas. Comiste del helado y te alegraste de la rosa seca, fueron años mi camino, pero estuviste sentada en tu puerta. Perdóname

1/11/08

Mi Tulipan

Una sala de hospital fue testigo fiel del acontecimiento. En el recinto con olor alcohol, a suero barato, Dante se despertó con un dolor terrible en la espalda, lo que le recordó que, la noche anterior, lo internaron de emergencia. La mañana gris lo alentaba a quedarse entre las sábanas, pero era hora de sus medicinas, no tenía tiempo para quedarse. Se incorporó y se dirigió hacia el velador. En el lugar, hermosos tulipanes que nacían de un jarrón oriental, le dieron la bienvenida. El cuadro le pareció extraño de por si, pero lo más extraño, aún, fue el sobre rosa que yacía efímero sobre el velador. Fue entonces que recordó: los tulipanes eran las favoritas de Lyem. La carta en el sobre decía:

Hola Dan. En la noche, cuando llegue a casa y me di con la sorpresa que te internaron en la clínica, casi muero de miedo. No sabes lo terrible que fue para mí. Apenas llegue de clase, lo primero que hice fue tomar un taxi he ir a verte, pero no me dejaron ingresar porque dormías. No entiendo por qué no cambias y dejas de beber tanto. Sabes que no solo te haces daño ti mismo, sino también a los que te queremos. –Dante leía el papel inexpresivo, como si aquellas palabras cargadas no significaran nada para él-. Se que no te importa lo que la gente siente por ti, pero sabes que yo siempre estaré a tu lado, pase lo que pase. Y ya que no me dejaron entrar a verte, algo que deseo mucho, le dije a la enfermera que colocara los tulipanes en tu habitación para que siempre me tengas presente, a mi me calman, espero que a ti también. No puedo esperar el momento en que salgas para poder abrasarte y demostrarte que lo que tu crees inexistente, sí existe… Te quiere, Ly.

Los ojos de Dante no derramaron lágrima alguna, todo lo contrario. Acaso la enfermera no podía dedicarse solo ha hacer su trabajo y dejarse de hacer encarguitos amorosos, pensaba mientras arrugaba el papel que moría con Lyem en su interior. Estúpida enfermera, sentenció.

Al cabo de unos días, cuando mejoró, le llegó la noticia de que Lyem lo visitaría. Tener a Lyem aquí es lo que menos deseo, no es lo mejor, pensaba mientras apretaba sus puños contra las sabanas. Sabía que no era lo mejor para ella. Lyem se merecía algo mejor que él. El corazón Dante se encontraba marchito por el tiempo al igual que los tulipanes en el jarrón chino.

Fue un domingo por la mañana cuando Lyem lo visitó. El sol ,misteriosamente renacido, filtraba su luz entre las cortinas iluminando todo el salón. Dante había solicitado a la enfermera, que en algún momento llamó estúpida, cambiar las flores del jarrón. Ahora, nuevas flores renacían brillantes al igual que el nuevo Dante. Se había prometido, a si mismo, dar todo lo posible para que funcionase. Mientras los dos jóvenes, mas parecidos a niños, que reían de cosas sin sentido, algo cambiaba en el interior de Dante con cada sonrisa que exponía Lyem. Pocas veces lo habían hecho sentir feliz. De pronto, miro fijamente los ojos de la mujer que se encontraba a su lado, la tomó de la mano, hubo silenció, tragó saliva y de lo más profundo de su ser salieron las palabras: Te amo…