21/11/08

La saliva enamorada

A ver si puedo empezar por el principio...

El niño nació pequeño, nació gordito. Ese no es el comienzo. Contarlo al revés de repente ayudaría a encontrar dónde empezó todo.

Murió corriendo, murió despacio, murió esperando. Todos sabían que había muerto así, pero no sabían ni a dónde ni cuánto ni qué. Ha muerto dijeron. Llegaron a la casa de la niña y la encontraron en su habitación. Tomaron un taxi. Colgaron el teléfono.

Encontraron un número. Hola. Sí, se había perdido. Su esposa estaba preocupada ¿Está bien? En un sol blanco encuentran al padre. Las aves serán maestros para el vagabundo abandonado. El vagabundo golpeado. Un niño perdido en la playa. Uno, muerto en la piedra. Una, perdida en el cuarto.

La sangre se acaba. El padre espera. Lento. El niño no se mueve. Ahora está asustado. Lo llama. Quizá asustado. Quizás sonriendo. Su cuerpo se cansa. Sus ojos no se cierran. Ven al hijo esperando. El padre no ha muerto. Se para. Corre a su hijo. Estira la mano.

Orillas de sangre. El niño no lo saluda. No lo despide. Su sangre golpea la piedra. La piedra se hunde. El padre resbala. La esperanza. La esperanza no sirve. La esperanza tan sólo prolonga. Retrasa. El padre escupe saliva y mar. El corazón se detiene.

El niño saluda. Ve al niño en el auto. Su ropa mojada. Su aliento agitado. Sus lágrimas queman. Continúa gritando. El padre corre a la orilla. Dónde están ahora las gaviotas. Sólo el mar. El mar. Mi hijo.

Grita. La voz se arrastra entre la brisa salada. No se escucha. Por qué entra al carro si ya vio que no está el niño. La puerta está abierta. Su hijo no está. Se vuelve. Las piedras se hunden. El padre sigue lanzándolas al mar. El padre llorando. El padre frustrado. Frustrado de amor.

Sale. El motor lo mece. Empieza a dormirse. Mi mamá me ha botado, no puedo dormir. Deja al niño en el carro. Se estaciona en la playa. El padre lleva al hijo al auto. El niño sangra. Perra madre. Ella lo ha empujado. La niña estúpida ríe. El niño llora. Es esposa pero la trata como hija. Una niña. Simple historia. No ha muerto. Ahora tiene la edad de su niño.

Los médicos se despiden. Derrame cerebral. La madre en el suelo. En brazos al niño, abre la puerta. Lo abraza. Le sonríe quizás. Coge las flores, coge al niño. Su padre llegaba a esa hora. Las flores en el piso. Ya era esposo, como su padre. El niño mataba unas flores y las lanzaba sobre su cabeza. Tonto juego. Ahora tenía 5 años y estaba casado. Por supuesto, como en todo sueño. Una transición muy rápida. Ya estaban en la casa.

Había nacido pequeño, había nacido gordito. Y su madre veía al padre que lloraba con ojos de ese día. Pensaba, hoy corre por su boca la saliva enamorada. El padre que muere por sus hijos.
_____________________________________________________

3 comentarios:

VERDE dijo...

La manera de narrarlo me ha parecido genial, por momentos un poco ininteligible, sin embargo hay una búsqueda de elegancia al narrar las cosas. Muy bueno, espero seguir leyendo más de ti. Saludos.

Adur dijo...

No niego que por momentos me perdía. Sin embargo, todo se aprecia. Muy interesante la idea.

pelicanopitekus dijo...

Se entendió...poco.
Es broma Il Valich(suena a ruso este nombre)je,je.
Sigale poniendo letra no más,que el amor no es sanforizado.
Quedan 8 dias de amor...cualquiera se los quisiera.
¿Me entendioó...?
Saludos.